Me contó Flavia que al principio la ciudad le resultaba un espacio desconocido, pero pronto descubrió una energía que le permitió crecer tanto a nivel personal como profesional.

“Madrid tiene algo muy especial: es una ciudad abierta, que te recibe, pero al mismo tiempo te pone a prueba”, dice con una sonrisa. Recuerda que lo que más le atrajo fue la posibilidad de estar en un punto intermedio entre América Latina y Europa, un lugar desde donde tender puentes.

“Lo que más me importa es acompañar a los artistas en sus procesos, que puedan sentirse escuchados y encontrar maneras de visibilizar su trabajo. Madrid es un lugar ideal para eso, porque concentra mucho talento y, a la vez, mantiene un ritmo humano”.

A Flavia le gusta caminar por la ciudad, y detenerse en sus librerías y cafés.

“Madrid me ha dado amistades, proyectos y también tiempo para pensar. Y eso, para alguien que vive de las ideas, es un regalo enorme”.__