Retraté a Gustavo en su estudio, rodeado de grande lienzos y, mientras pintaba, me contó que se había venido a Madrid desde Italia para estar cerca de su hija.

Tras muchos años viviendo en París y posteriormente en Pietrasanta, Italia, donde desarrolló buena parte de su obra, este año decidió mudarse a Madrid para estar más cerca de su hija.

“Estar aquí me da la calma para trabajar y la cercanía para no perderme de los momentos importantes con mi hija”. Madrid se suma así a la lista de ciudades que han acompañado su recorrido artístico, un lugar donde lo profesional y lo personal se entrelazan con naturalidad.__