"Siguiendo a mi esposa" -me dijo Claudio cuando le pregunté porqué se había mudado a Madrid- "y buscando continuar con mi trabajo como artista y mi producción intelectual." Durante el proceso de mudanza sintió mucha nostalgia, porque dejó atrás a sus amigos, pero eligió Madrid también porque tenía amigos viviendo aquí.

"Madrid tiene su propio encanto peculiar: su basura, es de primera” .-me dijo-  "y al mismo tiempo noto que los madrileños se parecen mucho a los chilenos, así que la adaptación ha sido curiosa y desafiante. No me ha cambiado ni el acento. Yo nací siendo extranjero, es mi condición natural”.

Sus viajes los compara con un chicle pegado porque siempre lo hacen regresar. Aunque admite con gracia que, para ver el futuro, se ha quedado un tanto miope, porque todo lo que ve es corto y próximo.

Claudio vive su vida en Madrid con una mezcla de ironía, nostalgia y pertenencia flexibles, manteniendo intacto su sentido del humor y su mirada de artista sobre el mundo que lo rodea.__