Diana llegó a Madrid con una mezcla de emoción y nostalgia. “Sentí emoción, pero también mucha nostalgia por México”, dice, recordando los primeros días lejos de su familia y de su país. Con el tiempo, Madrid empezó a sentirse como un hogar, aunque de manera paulatina y en distintos momentos. “Especialmente después de viajar al extranjero, cada vuelta a España solidifica más mi cariño hacia esta ciudad”, confiesa.

Echa de menos a su familia, pero ha encontrado aquí algo que no esperaba: libertad. “Como mujer joven, poder salir a la calle y moverme con total autonomía es algo que hoy por hoy no estoy dispuesta a negociar”, dice, con la fuerza de quien valora cada gesto de independencia. Si pudiera hablarle a su yo del pasado, antes de venir, le advertiría de la nostalgia y la distancia con sus padres. “porque la distancia y nostalgia de mis papás no ‘mejora’ con el tiempo; es un "dolorcillo" con el que se aprende a vivir. Es así para ellos y para mí. En todo lo demás, puedo decir que ser española y vivir aquí es pura dicha”.__