Pablo dejó su estudio donde pintaba en Santiago, y dejó su trabajo impartiendo clases de arte. Viajó a Madrid para participar en algunas ferias de arte, pero la pandemia de la covid-19 lo sorprendió aquí y terminó por quedarse. Durante ese tiempo descubrió que el ecosistema cultural y artístico de la ciudad era mucho más rico que el de Santiago.

Me contó Pablo que le fascina la gastronomía madrileña y que percibe una gran apertura hacia quienes llegan de otros lugares. Ha hecho muchos amigos y asegura que ha recibido una excelente acogida tanto en galerías como entre otros artistas.

“Aún no siento que Madrid sea mi hogar, pero creo que puedo vivir aquí por mucho tiempo más.”__